Capitulo 3.
Viaje.
Hoy me mira la luna
blanca y desmesurada.
Es la misma de anoche,
la misma de mañana.
Pero es otra, que nunca
fue tan grande y tan pálida.
Tiemblo como las luces
tiemblan sobre las aguas.
Costanera 12.30 p.m.
Todos los chicos estaban emocionados por comenzar el viaje, todo excepto cuatro personas que ya saben quienes son.
Mariana se sentó con su hermano, quien desde que había entrado al micro no había parado de hablar por celular. Hace instantes los habían llamado para que suban y el ni siquiera en ese momento había cortado el celular. Sonrió al pensar como sobreviviría estos tres meses que le quedaban por delante, cuando se enterase que en el campamento no hay señal. Rió por lo bajo al imaginarlo.
Miro hacia la ventana y vio que faltaban bastante chicos por subir. Estaba impaciente por comenzar el viaje y reencontrarse con sus mejores amigas del mundo.
Miro hacia el pasillo y vio tres amigos que decidían como sentarse. Habían reservado los dos lugares atrás suyo.
- Yo no me puedo sentar solo, no quiero hacer sociales con nadie de estos perdedores.- escucho que dijo un chico alto, rubio y cachetudo.
- Yo me quiero sentar solo porque me descompongo en los viajes.- dijo el mas alto y flaco de todos que causo risa en Lali.
- Yo también, porque necesito mi espacio che.- dijo el más lindo según Lali. Era alto, corpulento y castaño y sonreía al costado.
- Ya esta Simón se sienta conmigo y vos Peter solo.- dijo riendo Agus entendiendo la joda de Pedro.
- No... Pero...-protesto el que parecía llamarse Simón, y Lali también se sumo a la risa de los otros dos amigos.
Los tres dirigieron su vista hacia Mariana, quien se sonrojo al darse cuenta que la habían notado que había observado todo. Peter cuando la vio, sonrió de lado, esa chica, según el, era preciosa, y se dijo que había encontrado como divertirse en el campamento.
- ¡Che chicos creo que alguien se esta pescando!- dijo Agustín.
- Bueno che, era imposible no percatarse de ustedes, gritaban mientras discutían.- dijo Mariana sonriendo abiertamente.
- No hay problema linda.- dijo Peter y le guiño un ojo. Mariana sonrió aun más. Agustín negó con la cabeza al darse cuenta de las intenciones de su amigo y le hizo señas para que note al hermano mayor de Lali. Peter suspiro aliviado al ver que estaba sumido hablando por celular.
Los chicos decidieron sentarse: Simón al lado de la ventana y Agustín del lado del pasillo y atrás se sentó Peter solo rezando para que le toco un buen compañero, pero a medida que la gente subía y ocupaba los asientos se dio cuenta que le esperaba un largo viaje solo.
Tiemblo como en los ojos
suelen temblar las lágrimas.
Tiemblo como en las carnes
sabe temblar el alma.
¡Oh! la luna ha movido
sus dos labios de plata.
Rosario 16.00 hrs.
- Chicos vamos a empezar a entregar su merienda.- dijo una coordinadora del viaje.
La mayoría de los adolescentes dormía o escuchaba música a través de sus Ipod, así que casi nadie escucho lo que había dicho la coordinadora.
El hermano de Lali había hablado durante dos horas por celular y cuando corto, Mariana se hizo esperanza de tener alguien con quien hablar, pero su hermano se quedo dormido al poco tiempo así que se ofreció a ayudar a repetir la merienda. Le dejaron entregar en el segundo piso del colectivo, en la mitad para atrás.
Lali con alegría repartía la comida, y sonreía a sus futuros compañeros, así conoció a algunos que converso animadamente. Era una persona muy sociable. Cuando llegó a su asiento, deposito las dos meriendas en su lugar y luego de dar a los que estaban al lado suyo. Fue a darles a los dos chicos que había conocido cuando subieron al micro y habían hablado sin parar desde que habían emprendido el viaje.
- Disculpen chicos...
- De vuelta interrumpís.- dijo en broma Simón sonriéndole. Ahí la morocha se dio cuenta de los lindos ojos claros que tenía.- ¿Qué pasa?- preguntó al ver que ella se quedo mirándolo tontamente.
- Este...- dijo volviendo a si misma y sonrojándose.- Les vengo a dar la merienda.- dijo con una sonrisa en la cara. Acto seguido, se dio vuelta hacia el compartimiento móvil que llevaba y agarro las bandeja para cada uno y se las dio en las manos.
- Gracias...
- Mariana, Lali mi sobrenombre.- dijo pasándole la bandeja.- ¿Y vos como te llamas?-
- Simón, Lali.- dijo y sonriendo abiertamente.
- Toma...
- Agustín, Lali.- dijo el rubio cachetudo.
- Un gusto Agustín y Simón.- dijo a la vez que decía cada nombre señalaba a cada uno.
- Si.- dijo Simón.
- ¿De donde sos Lali?- preguntó Agustín al notar el extraño asentó que tenía.
- Nací en Posadas pero vivo medio año en Francia y otro medio año en un internado aventista cerca de Posadas.- contó Mariana.
- Ah, no me digas, yo también viví un tiempo en Francia.- contó Simón. Parecían tener mucho en común.
- Bueno, me encantaría quedarme a hablar pero tengo que seguir entregando la merienda- se disculpo Mariana al ver que la coordinadora venía hacia ella.- Después seguimos.- dijo y les guiño un ojo. Sirvió a los de al lado de Simón y Agustín, y empujo el comportamiento hacia un asiento mas atrás.
Encontró al castaño de sonrisa al costado durmiendo placidamente, y le dio pena despertarlo así que agarro la bandeja y cuando estaba por poner en un costado del asiento, lo rozó y se despertó.
- ¿Qué pasa? ¿Llegamos?- preguntó con los ojos cerrados mientras se los frotaba el chico.
- No.- respondió Mariana.
- ¿Qué pasa entonces linda?- preguntó Peter al darse cuenta de quien lo había despertado y se animo a decirle eso al ver que estaba sola.
- Disculpa por despertarte, quise ponerte tu merienda a un costado y parece que tenes el sueño muy ligero...-
- No importa, para mi fue como que me levante un ángel.- dijo dulcemente el castaño agarrando la bandeja y poniéndola encima suyo. Esto causo que la chica se sonroje fervientemente.
- ¡Que chamullo tenes!- Mariana se echo a reír y su risa lleno de fascinación al castaño. Era una sonrisa fresca y natural.
- Que graciosa risa tenes...
- Mariana, Lali.- dijo presentándose de la misma forma que había hecho con sus amigos.
- Mariana, lindo nombre.- opinó Peter sonriéndole.- Así se llama mi mamá, yo soy Pedro, Peter.- dijo.
- Peter, me encanta ese sobrenombre...
- Si queres hacer un cumplido preferiría que digas que te gusta mi nombre Lali.- corrigió Pedro un poco enojado.
- No... Tu nombre es lindo, lo que pasa que siempre me encanto como suena Peter.- dijo riendo la morocha. Ella siempre tenía cosas raras como esas.
- Ah, bueno, mejor si es de esa forma.- comentó Pedro un poco extrañado.- ¿En este campamento nos hacen trabajar?-
- No, yo me ofrecí porque estaba aburrida, mi hermano solo se la paso hablando por celular o durmiendo.- contó Lali un poco quejosa.
- Somos dos.- comentó Peter.- ¿Qué tal si le das eso a la coordinadora que veo que hasta viniendo hacia acá y me venís a hacer compañía?-
- Dale, ya vengo.- contestó entusiasmado. Por fin algo que hacer.
Lali fue a entregar el compartimiento ya que con Peter había terminado de entregar a todos los que le habían asignado y regreso hacia el asiento de Peter. Como paso por al lado de Simón y Agustín los dos se percataron que Peter se había hecho amigo de Mariana. Pero estaban tan absorbidos en su conversación que lo pasaron por desapercibidos, por ahora.
¡Oh! la luna me ha dicho
las tres viejas palabras:
«Muerte, amor y misterio...»
¡Oh, mis carnes se acaban!
Sobre las carnes muertas
alma mía se enarca.
Alma ?gato nocturno?
sobre la luna salta.
Va por los cielos largos
triste y acurrucada.
Va por los cielos largos
sobre la luna blanca.
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