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jueves, 21 de mayo de 2009

Introduccion

Natalia después de lavar los platos, se dirigió hacia el sótano de su casa, como se lo había pedido su tía. Empezó a remover los muebles y cosas que tenía el sótano para buscar los documentos de su mamá, y uno que otros papeles más.
Pasó media hora buscando, hasta que encontró una caja. La soplo, y leyó unas iniciales “M. B.” Eran las de su mamá.
Abrió creyendo que ahí iba a encontrar lo que buscaba pero en vez de eso encontró un diario, parecía ser de su mamá. Trato de abrirlo, pero estaba cerrado. Así que lo dejo aparte para seguir con su trabajo. Ya encontraría la forma de abrirlo.
Pasó toda la tarde buscando lo que le había pedido su tía hasta que al fin lo encontró. Había estado guardado en un rincón perdido, en el fondo de todo.
Natalia ordeno todo el desastre que había hecho y volvió a arriba.
- ¿Encontraste lo que te pedí?- escuchó una voz atrás suyo.
- Si.- contestó. Sabía que era su tía Felicitas.- Acá tenes.- dijo dándole el sobre con los documentos.
- Perfecto, gracias mi amor.- sentencio Felicitas contenta.- Te preparé un baño de espumas, si queres bañarte ahora.-propuso su tía.
- Gracias Feli, entonces me voy a bañar.- dijo y subió por las escaleras para dirigirse al baño.
El baño de Natalia y de sus hermanos mellizos, era una pequeña pieza que tenía todo lo que tiene un baño común. Se sacó la ropa, y luego de bañarse, se quedo un buen rato disfrutando hasta que se quedo dormida. Cuando se despertó, se dio cuenta que se levanto llorando.
Había soñado con su mamá, y el diario que había encontrado.
Se vistió rápido, y fue hacia su pieza para tratar de abrir de una vez por todo ese diario. Probó todas las cosas que se le ocurrían hasta que logro romper el candado. Abrió el diario, y empezó a leerlo. En el contaba todo lo que había vivido su mamá en la adolescencia.
Lo leyó por varios días hasta que encontró el nombre de su papá. En ese momento lo cerró, no tenía ganas de seguir leyendo. Lo cerró y lo guardo en su mesita de luz.
En vez de eso, prefirió ir a buscar su diario que estaba en un lado de su cama. Lo abrió, hace mucho que no lo hacía. Lo leyó toda la noche, riendo ante los momentos más felices de su vida, y llorando ante cada desgracia. Pronto encontró lo último que había escrito, sabía que le podía hacer mal leerlo pero su impulso fue mayor.
“Siempre fui una chica fuerte, y que trataba de estar todo el día con una sonrisa en la cara, mirando el lado positivo de las cosas, y siempre quise enormemente a mi mamá. Por eso, siempre me destaque en todo lo que hice, por estas cualidades, que para ser sincera, me caracterizaban.
Logre mucho con solo quince años, pero ¿Quién sabría lo que pasaría?
Mi mamá falleció, e indudablemente esto cambiara mi vida para siempre.”
Una lágrima cayó por su mejilla, llevándola en un llanterío sin consuelo. Todo lo que había escrito era verdad.

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