Dieciocho años.
Abre los ojos y vuela...
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Un día, puede cambiar toda una vida
Mi despertador sonó como todos los días a las seis de la mañana, y de un salto me levante.
Hoy estaba más entusiasmado que otros días. Mañana por fin cumplía dieciocho años.
¡Por fin era mayor de edad!
Me vestí con el uniforme del colegio y baje a desayunar con mi familia. Mi mamá estaba con su sonrisa radiante de todas las mañanas y mi papá estaba enojado por lo que leía en su diario. Mis hermanas, Luz y Alelí se peleaban por el baño de arriba. Hoy comenzaba un día exactamente normal como todos.
Fui caminando hacia la escuela, solo quedaba a tres cuadras de mi casa.
Esa mañana pasó volando. Mis mejores amigos Simón y Nacho no paraban de recordarme que mañana era mi cumple años. A decir verdad, esta fecha los emocionaba mas a ellos que a mi, ya que a partir de esta edad, a mi se me permitía mas libertad que a ellos.
Muchas chicas del colegio se me acercaban y me saludaban por adelantado, ya que mañana sería sábado y no había escuela. Yo solo asentía y les dabas las gracias. Me molestaba que solo trataran de conseguir una invitación para mi fiesta de cumple años. Hasta algunos profesores también lo hacían.
Hubo una pequeña, que era amiga de mi hermana, que me regalo su peluche favorito. A esa fue la única que abrace y le di un beso en el cachete por agradecimiento. Ella era la única que fue sincera conmigo, y se alegraba por mí de verdad, sin esperar nada a cambio.
Estábamos en clase y Juliet, una ex novia de Simón, me paso una notita.
“Esta noche rompemos todo”
Esperé hasta que el profesor se de vuelta al pizarrón para responderle.
“Por Facebook mira mi invitación y la dirección”
Le pase la nota y le regale una sonrisa al costado cuando me miró.
El timbre de salida sonó y todos salimos apurados ya que comenzaba el fin de semana.
Trate de llegar cuanto antes a mi casa, ya que todos me preguntaban si podían ir a mi fiesta y yo solo les asentía y sonreía.
En mi casa comí y me cambie porque tenía que ir a trabajar. Mi mamá me acercó hasta los estudios Pampa.
Mi trabajo era actuar. Actuaba en la novela mas vista en Argentina, “sin tetas no hay paraíso”. Sonreí ante ese pensamiento.
Hace tres años atrás no era nadie, y hoy era “thiago Bedoya Aguero”, el galán adolescente. Tenía un millón de fans, y ganaba miles de pesos a la semana.
Llegué al estudio. Mi compañera, y co-protagonista, Melody,, me esperaba. Bajé del auto y le di un beso a mamá, recordándole que me pase a buscar a las diez, hora en que terminaba de grabar.
Fui hacia Melody y trate de darle un beso en la mejilla, pero ella desvió la cara y terminamos besándonos y jugando con nuestras lenguas.
Melody era muy buena actriz, parecía que había nacido para ser famosa. Era esbelta, y tenía una hermosa cara.
Lo que mas me gustaba de ella eran sus piernas, largas y flacas. Había un rumor que éramos novios, pero a decir verdad, solo salíamos, pero nada serio. Ella salía con muchos más chicos y yo con más chicas. Era una relación sin compromisos.
Ingresamos al estudio, y tras saludar a todos, fuimos a nuestro camarín.
- ¿Estudiaste tus líneas?- preguntó María sentándose arriba mió.
- Solo las leí, tenía que estudiar para Gestión.- contestó Peter y la abrazo desde la cintura.
- ¿Leíste la escena 400?- preguntó con una sonrisa pícara. Peter negó con la cabeza.- Es nuestra primera vez en la novela, y espero que también allá realidad en la actuación.- agregó dándome un pico.
- Nuestros besos son reales.- contestó Peter sonriendo al costado.
- Y los disfruto mucho.- dijo y me besó en los labios, lamió mi labio inferior y nuestras lenguas empezaron a jugar, antes que podamos seguir nos interrumpieron para ir a grabar.
Estuvimos grabando por seis horas. La escena 400 al final no llegamos y yo tenía que ir a prepararme para mi recibir mi cumple años.
Avisé a los de producción sobre mi fiesta y los demás compañeros con quienes trabajaba, y salí por la puerta. Melody se prendió de mi brazo y juntos salimos a fuera del estudio. Mucho fans míos se acercaban y me pedían autógrafos y sacarme fotos. Melody se prendía a mi brazo, por lo tanto, todas las fotos tenía que sacarme junto a ella.
Sentí mi celular vibrar y era mi mamá que decía que estaba en el estacionamiento. Con suerte, me alejé de las fans y salí corriendo. Cuando pensé que me había librado de todas, choqué con una chica. La ayude a levantarla y cuando me vio, empezó a gritar.
- Por favor, no grites, si queres te doy lo que quieras, pero no grites.-dije tapándole la boca.
- ¿Lo que quiera?- preguntó con una sonrisa pícara. Viendo que se acercaban mas fans, me metí al estudio junto con ella, para salir del otro lado.- Quiero una foto con vos y que me invites a tu fiesta de cumple años- Eso era chantaje puro, pero sin mas remedio, acepté.
Llegué al estacionamiento. Mi mamá me estaba esperando, ya sabía lo que había pasado.
Bajé del auto muy entusiasmado. Mamá abrió la puerta y con toda la familia entramos. Subimos al quinto piso, y abrimos otra puerta.
Delante mió pude ver mi nuevo departamento. El piso estaba alfombrado. Las paredes pintadas de blanco y la sala principal estaba equipado con sofás, un plasma grande, muebles, una mesa en el centro.
Entré y revoloteé por toda la sala con mucho entusiasmo. Estaba feliz. Mi nuevo departamento, acá haría mi fiesta de cumple años.
Volteé hacia mis padres que me miraban felices. Corrí hacia ellos y los abracé y los llene de besos diciendo gracias. A decir verdad, con lo que ganaba en la novela pude comprarme este departamento, pero ellos me habían dejado y elegido, y tenían un lindo gusto.
Me acerque al ventanal y pude ver
Mis hermanas se unieron al abrazo.
Las once llegaron y yo ya estaba listo para la fiesta. La gente empezó a llegar a las diez, pero yo había tratado de recibir mi cumple años con la gente mas importante para mi, sin embargo, todos querían estar presentes para las doce.
Mi salón principal era lo suficientemente grande para recibir a la cantidad de invitados que una celebridad recibía en una fiesta. O eso esperaba.
Me acerqué a Simón y Nacho. Ellos estaban hablando con unas modelos amigas, Sol y Tefy, chicas muy superficiales y lo suficientemente rápidas para acostarse en una noche.
Les abracé por los hombros y los separé.
- Hola chicas ¿Cómo andan?- pregunté con mi sonrisa al costado.
- Re bien gor, estas hermoso.-contestó Tefy y Sol le pellizco.
- Bien, ansiosas para que sean las doce.-contestó Sol devolviéndome la sonrisa. Sol a pesar de ser como era, tenía mucho don de gente.
- Veo que están conociendo a mis mejores amigos.- Sol y Tefy abrieron lo boca impresionadas.
- ¿Tus mejores amigos?- preguntaron al unísono.- Claro, son divinos Gor.- agregó Tefy sonriendo falsamente.
Puse en los bolsillos de mis dos amigos llaves para que cada uno ocupe una habitación. Ellos sonrieron al darse cuenta, y yo me despedí amablemente, con la excusa que tenía que recibir a mis invitados.
Todos estaban hablando ya que la música empezaría después de que sean las doce. A las once y media, el timbre sonó y mi cuidador abrió la puerta.
Entró Melody haciendo notar su presencia, con un vestido negro y brillante, y un tapado con piel de conejo, y unos zapatos con auja de taco. Sabía todos esos detalles por tener dos hermanas mujeres. Caminó hacia a mi con la frente en alto y mirándome fijamente. Muchos se daban vuelta a mirarla, algunos por chismosos y otros por su belleza. Melody sabía como llamar la atención, era fina y elegante al caminar, y sabía ser seductora.
Yo solo sonreí con mi sonrisa que siempre recurría.
- Hola Bedei.- dijo con su apodo.- Falta media hora para las doce.- agregó y yo la abracé desde la cintura. El timbre volvió a sonar, pero yo no pude fijarme quien entraba.
- Así es Melody, ya voy a cumplir dieciocho.- dije con una sonrisa y nos besamos apasionadamente, captando todas las miradas de los invitados. Sonreí al notar la cara de envidia de las chicas.
- Espero que encontremos mas privacidad después de las tres.- dijo con voz seductora en mi oído y yo solo la bese detrás del ovulo de su oreja. Me separé y me guiño un ojo.
Melody fue a saludar al resto de los famosos que estaban por la sala. Yo me dedique a admirar su figura, hasta que alguien me toco el hombro. Me di vuelta y ahí estaba mi fan que me había chantajeado para que la invite.
- Así que decidiste venir.- dije con una sonrisa. Me había molestado su actitud pero al fin de cuentas, solo era una invitada más.
- Si, te quería decir gracias que no hayas llamado a un guardia.- dijo riéndose. Yo me uní a su risa.-Pero yo podría a ver conseguido sola una invitación.- agregó con una mirada de superioridad.
- Si, claro…
- Enserio, yo soy hija de Macarena Vivaldi, la dueña del Luna Park.- la observé y me di cuenta que tenía razón. La chica era la viva imagen que su madre.
- Ah, ¿entonces porque no lo hiciste?- pregunté riéndome.
- Porque era mas divertido molestarte.- contestó riéndose.- aparte mamá, no me deja ser fan de nadie, dice que es vulgar.- dijo haciendo una mueca de desagrado.- Mira acá tenes tu regalo, es de parte mía y de toda la familia, espero que te guste.- dijo dándome una bolsa, por la marca seguro sería un reloj muy caro.- Y si no te molesta invite a una amiga, porque no quería venir sola.- agregó mirando hacia a bajo.
- Claro que no, ¿y tu amiga?- La chica miro hacia ambos lados.
- Después te la presento para que no la eches, esta hablando por celular con su mamá.- contestó señalando hacia un rincón. Yo miré, pero vi a tres chicas hablando por celular, pero como quería ir hacia otra modelo que había llegado, asentí y me alejé de ella.
Me acerqué hacia la modelo, y la saludé con una sonrisa en la cara. Estuvimos hablando un buen rato, contándonos cosas de nuestras vidas. Y así estuve con mas gente los próximos quince minutos. Miré al reloj y vi que faltaban quince minutos para que sean las doce.
Me agarro ganas de ir al baño, y me tuve que disculpar con los hablaba. Cuando volví vi que había más gente. Mis compañeros de trabajo, mis compañeros de escuela, de rugby, y muchos conocidos de la vida, como por el medio en que trabajaba. Y mis primos grandes y hermanas con sus amigos, y por primera vez, entre tanta gente me sentí… solo.
Era un sentimiento que nunca antes había experimentado, y no se justo porque me tuvo que agarrar la noche que cumplía dieciocho años. Volví a mirar entre la gente, y ese sentimiento no se iba, a pesar de estar hablando y relacionándome con ellos.
- Thi, son doce menos cinco.-gritó mi hermana y me arrastro hacia la mesa principal.
- Gente vaya acercándose para cantar feliz cumpleaños al cumpleañero.- dijo mi hermana desde el micrófono y la gente me rodeo.
Alelí junto con mamá apareció con la torta. Levanté la vista, y vi a mis mejores amigos chapándose a las modelos. A las distintas chicas con quienes salían hablando con otros actores, y vi a mi alrededor y ahí estaba solamente mi familia y algunos compañeros de trabajo y de escuela, gente con la que compartía pero no me relacionaba mucho porque… la verdad no sé.
- ¡Son las doce! ¡Feliz cumple años!- gritaron mis hermanas, y toda la gente estaba alrededor de la torta empezó a cantar. Levanté la vista y la mayoría de invitados estaba hablando sin venir a cantarme feliz cumple años. Ni mis amigos, ni las chicas con quienes salía solo algunas personas y mi familia. Y me di cuenta que solo contaba con ellos, y conmigo. No había nadie más, y abrí los ojos por primera vez.
- Sopla la vela.- dijo mi mamá sacando fotos y abrazándome.
- Ahora pedí tres deseos.- dijo Juliet con una sonrisa.
“Deseo crecer mas laboralmente, deseo que me vaya bien en mi carrera, y deseo… encontrar algo que llene este vació que acabo de descubrir”.
Como si fuera por arte de magia, vi una chica castaña y petisa entre toda la gente que me cantaba feliz cumpleaños. Con una sonrisa tan grande, que parecía que me conocía hace años, y por primera vez en la vida, me quede observando algo con verdadero detenimiento.
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