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jueves, 15 de octubre de 2009

Capitulo 26.

Capitulo 26.
Eugenia y Nicolás.

El viento en su cara que hacían volar su cabellera rubia y larga. Sus ojos cerrados por el impacto, su nariz levemente levantada y arrugada, su boca cerrada y el seño fruncido.
Nicolás la miraba absorto del mundo real, como que ella fuera el centro del universo. El amor que sentía por ella cada día crecía más y cada día disfrutaba de lo que Dios le regalaba.
Eugenia abrió los ojos abruptamente, le gustaba que el viento este en su cara y sentir caricias de su novio, por eso cerraba los ojos, pero se había metido tanto en su mundo que no se dio cuenta que el se había apartado.
- Sigamos.- dijo Eugenia poniéndole la mano en la nuca para seguir besándolo.
Nicolás le hizo caso, y sus labios se pegaron como dos imanes. Sus bocas se besaban ferozmente, sincronizando movimientos y profundizando el beso.
La magia de ese primer amor verdadero los atrapaban como dos presos, pero lo disfrutaban. Disfrutaban de un amor joven.
Nicolás levantó la remera de Eugenia y acaricio su lisa panza. Eugenia era la mujer perfecta físicamente.
Eugenia acaricio la ancha espalda de Tacho, subiendo y bajando. Hace pocas semanas había superado su timidez y había empezado a permitirse tocar más a Nicolás.
Se volvieron a separar para tomar aire y con sus ojos se absorbían. Se les notaba felicidad, sus ojos tenían un brillo especial.
Volvieron a juntar sus bocas y Nicolás empujo para acostarse sobre el pasto. El arriba de ella. Abandono la boca de su novio y le beso el hueco de la oreja y bajo hacia el final de su hombro. Cada beso era lento y delicioso para el. Eugenia disfrutaba de la situación, pero sentía un miedo a lo desconocido.
Ella siempre había sido histérica y provocativa, y había conseguido varios candidatos pero a ninguno les permitía pasar un límite, solo si eran novios. Generalmente ella tenía el control de la situación pero el amor que sentía sobre Nicolás le hacia perder su autocontrol, su sensatez e inteligencia para esas situaciones. En cambio, con el era guiada por sus sentimientos de pasión y de amor.
Aturdida por los miles de miedos que pensaban, empujo suavemente a su novio de los hombros e hizo que se levante.
- ¿Qué paso?- preguntó Nicolás.
- Eh… la situación se nos estaba yendo de las manos.- contestó Eugenia bajando la mirada. Se avergonzaba de decir esas cosas.
- Eso es ¿tenes miedo?- preguntó tiernamente mientras le ponía la mano en el mentó. Eugenia asintió levemente y sintió sus mejillas ruborizarse. Nicolás le levantó la cara y vio el color que de repente tomo, sonrió y la beso en la frente.- No tengas miedo, no voy a hacer nada que vos no quieras.- aclaró con una sonrisa y beso sus labios
Volvieron a sumergirse en su mundo. Volvieron a acostarse en el pasto mientras Nicolás la besaba una y otra vez el cuello, Eugenia soltó un gemido de satisfacción. Nunca antes había sentido algo así, y aunque le gustaban también la asustaban. Sintió la mano de Nicolás que le levantaba la remera y volvió a acariciar su panza, pero esta vez tocándola directamente, después la deslizo hacia arriba sintiendo sus curvas. La bajo y llego a su pierna. La acaricio lentamente, y Eugenia cada vez se desesperaba más. Nicolás quiso desabrocharle el cinto pero ella puso una mano justo a tiempo y volvió a pararse.
- Perdóname, no quise, es que me deje llevar.- dijo Tacho acariciando su mejilla.- Me es difícil controlarme sintiéndote abajo mío.- agregó y le sonrió como disculpándose.
- Creo… creo que será mejor parar por hoy, eso llegara cuando tenga que ser.- dijo Eugenia volviendo a sentir el rubor en sus mejillas.
- Todo el tiempo que necesites.- declaró y la beso en la sien.- Te amo.- dijo y volvieron a besarse por ultima vez en ese día.

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